viernes, 2 de enero de 2015

El tsunami de asfalto que arrasa la playa Redondo

Parece que la playa Redondo está destinada a perder totalmente el esplendor que tuvo en los años 80 y 90. Mutilada primero por una playa de estacionamiento privada, ahora un proyecto vial apunta a destruir el poco brío que le queda. Surfistas, trotadores y público en general advierten su próximo final si no se corrige la obra.

Texto y fotos de José Vidal

Cualquier tiempo pasado fue mejor, reza una copla del poeta Jorge Manrique que, aplicada al estado actual de nuestras playas, nos deja una nostalgia fotográfica de mejores épocas y una repetitiva pero inevitable pregunta: ¿por qué los peruanos no valoramos lo que tenemos?

Han pasado casi cuatro años desde que este diario entrevistara a un entusiasta Augusto Ortiz de Zevallos sobre los planes de la gestión de Susana Villarán, su visión de lo que sería la Costa Verde para fines de 2011. “En mayo empiezo con el malecón sí o sí. El proyecto de la Costa Verde está diseñado para que a finales del 2011 tengamos malecón, escaleras, puentes peatonales, ciclovías y pistas de trote para todos”, explicaba.

Está por finalizar el 2014 y aún no se completan las obras destinadas a culminarse hace tres años. Lo paradójico es que en este prolongado periodo de trabajo, en lugar de mejorarse, se están perdiendo de manera irreversible las más emblemáticas playas de nuestro litoral.

ASFALTO SE IMPONE

Mientras intentamos tener un promedio del área perdida en la playa Redondo de Miraflores, escuchamos a un surfista gritar: “¡Devuélvanme mi playaaa!”. El operador del cargador frontal, el cual aplana todo lo que está a su paso –lo que antes fue un lugar de esparcimiento familiar–, lo mira sin interés y prosigue su labor sin decir palabra alguna; total, él es solo un peón en este desenfrenado y mal entendido progreso.

Quique Labarthe, surfista y profesor de este deporte, comenta indignado cómo Lima, al ser la única capital de Sudamérica con litoral y playas, se permite que el hormigón asfáltico se imponga.

“No es posible que perdamos este espacio público por priorizar los autos. Aquí en Redondo como en La Pampilla la maquinaria pesada ha irrumpido en un espacio de esparcimiento familiar y no tenemos información de cómo quedarán nuestras playas”, explica.

Lo cierto es que un 40% del área de Redondo usado por bañistas y surfistas será empleado para realizar un desvío de la pista principal de tres carriles, según Marco Delgado, ingeniero topógrafo del Consorcio Costasur. La Pampilla también ha visto reducir su margen de playa por el relleno de material desplegado a lo largo para hacer el tercer carril prometido por la Municipalidad de Lima.
Frente a este panorama desolador, la comunidad de tablistas, representada por Roberto Boyle, ha decidido ponerle coto a lo que ellos llaman un “crimen”.

“No se ha respetado ningún criterio técnico y menos la Ley 26306 de intangibilidad de las playas de la Costa Verde. La creación de un tercer carril hará que las playas de Miraflores colapsen por el oleaje entre los meses de mayo y agosto cuando entran las crecidas más fuertes del año”, afirma Boyle.

Él se basa en un estudio técnico del oceanógrafo Darwin Gabriel Loarte, quien asegura que de no respetarse los 50 metros de alta marea (medidos desde la orilla hacia adelante) las olas y piedras saldrán para finalmente colapsar pistas, tráfico y todo lo que se ponga en frente.

“Se quiere convertir a la Costa Verde en una vía expresa donde transitarán camiones de carga pesada. Evidencia de ello son los tres carriles y los puentes de cuatro metros de alto para el paso de estos. En definitiva, hay un interés económico, ya que quieren que gran parte del trasporte pesado del Callao pase hacia el sur, Chorrillos, por esta vía”, explica Roberto, quien se ha organizado para evitar que la emblemática playa La Pampilla quede destruida como las tristemente recordadas Barranquito y La Herradura.

Intentamos conversar con el ingeniero Javier Sota Nadal, presidente de Emape, para conocer si el expediente técnico original invade playas, como se evidencia en este segundo tramo de la Costa Verde, y la respuesta se resumió en una nota de prensa la cual explica que la obra no interviene el área marina.

“Nosotros estamos interviniendo en la pista existente, no vamos a intervenir en la dinámica marina, no vamos a hacer rompeolas o marinas, no vamos a poner ningún muro pantalla ni ninguno que haga rebote de las olas, el proyecto no compromete en absoluto las olas”, afirmó.

Asimismo, el titular de Emape aseveró que solo se habilitarán dos carriles en ambos sentidos de las playas Punta Roquitas y La Pampilla, hecho que ha logrado menguar las protestas. Sin embargo, en la playa Redondo se han invadido unos 20 metros hacia dentro de la arena. Punto que las autoridades de Emape no han respondido en su comunicado de prensa.

Ante esta situación, la Municipalidad de Miraflores ha callado; intentamos comunicarnos con un funcionario para que ofrezca una explicación de lo que esta ocurriendo en su jurisdicción, pero solo hubo un ofrecimiento que nunca se concretó.

PROYECTO VS. NATURALEZA

Se sabe que los fenómenos naturales suelen modificar el paisaje geográfico cada cierto tiempo. Para el arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos esto es lo que sucede en el litoral limeño.

“El proyecto Costa Verde, que data de cinco años atrás aproximadamente (2009), contempla tres carriles de sur a norte y tres de norte a sur, sin tocar playa alguna. Lo que está pasando es que el mar se viene proyectando cada vez más hacia la costa, dejándonos sin orillas”, explica el proyectista, quien promete a este diario enviar fotos que prueban sus observaciones.

Sin embargo, esa arremetida del mar en Miraflores de la que habla es casi imperceptible. Más bien sí es evidente la mano del hombre en la modificación de las playas estos tiempos en Barranquito y La Herradura. Para Roberto Boyle es un débil argumento para justificar estas obras.

“Yo no formo parte de Emape, yo soy el proyectista de la obra y puedo reconocer que estamos en un escenario inmanejable donde las cosas se hicieron al revés y los plazos no se cumplieron por una suma de factores, tanto económicos y políticos como burocráticos”, concluye Ortiz de Zevallos.

Con el transcurso de los días la estación veraniega se aproxima y un evidente conflicto también. Manuel Pinilla, surfista que acaba de llegar a Redondo, no comprende cómo tres carriles, luego de un tramo, se convierten en dos y finalizan en uno, al ingresar a las subidas de Marbella, Manuel Bonilla y Bajada Balta.

“Es evidente que hay un problema con el tráfico en Lima, pero esta no es la solución, ya hemos visto antes los cuellos de botella en obras que amplían sin criterio carriles para culminar en una estrecha pista de un solo sentido”, explica mientras intenta estacionar su auto en una angosta franja de arena que queda en la playa.

“Es un atentado, cómo confiar en las autoridades que eliges si te hacen esto. No se dan cuenta de que aquí perdemos todos. Es sencillo, irrumpes significativamente en la playa con asfalto; en invierno, para proteger las pistas de las crecidas, pondrán defensas de concreto, sin respetar el espacio de 50 metros de alta marea, lo que generará una contraola que modificará la rompiente y el suelo. Conclusión: adiós turismo”, advierte Manuel Pinilla, quien termina presuroso de ponerse el wetsuit para entrar al agua, observa la rompiente con una prematura añoranza y solo atina a decir: “¡Cuántas ciudades quisieran tener este mar!”.
 
Maquinaria pesada no respetó palmeras, áreas verdes ni parte de la costa de la playa Redondo. Autoridades de Miraflores aún no se han pronunciado.